Paraguay, mucho por ver y conocer

In Guías de Viajes, Paraguay
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En esta guía les mostraremos los lugares que visitamos en Paraguay, junto con una brevísima descripción de cada uno. Es un itinerario que les ayudará a conocer mejor el país y a descartar la idea de “aquí no hay nada para ver”.


[stag_icon icon=”calendar” url=”” size=”25px” new_window=”no”] Fecha del viaje: septiembre – octubre 2016
[stag_icon icon=”video-camera” url=”” size=”25px” new_window=”no”] Mira el video al final del post

Cuando las personas deciden emprender un viaje por Sudamérica, muchas veces no incluyen a Paraguay en su lista. La razón principal quizás sea porque conocen muy poco sobre el país, sin embargo, ese mismo factor fue lo que nos motivó a visitarlo.

Nos despertó la curiosidad el hecho de no saber con qué nos encontraríamos. A pocos días de cruzar la frontera desde Argentina (precisamente en Tilcara, aunque desde ahí hicimos dedo y cruzamos por Clorinda), el encargado de la recepción de un hostel nos comentó: “más que paisajes bonitos, en Paraguay se toparán con una excesiva amabilidad de su gente”.

El afecto lo percibimos en cada ciudad, y a diferencia de lo que dijo el chico, muchos lugares nos sorprendieron, al igual que su gastronomía –en especial la carne–. Entramos al país sin tener una ruta trazada, y gracias a nuestra amiga Mónica, tuvimos una lista con distintos sitios para conocer.

La estadía no estaba definida, por lo que podíamos recorrer todo lo que quisiéramos, pero fue aquí –precisamente en Filadelfia– donde compramos los boletos de vuelta a Ecuador (con salida programada desde São Paulo), así que muchos lugares nos quedaron pendientes.

Creemos que es necesario contarles todo lo que conocimos y vivimos durante nuestra estadía, para demostrarles que, si dejan de ir a Paraguay, se perderán de una gran experiencia. Es un país al que se entra conociéndolo poco, y se sale amándolo mucho.

Asunción

En el centro de la ciudad se halla un paseo de arte al aire libre, son murales gigantes que le otorgan más vida a la urbe. Durante un instameet tuvimos la oportunidad de apreciar de cerca la mayoría de las pinturas y recibir la explicación de sus mensajes.

Arte de Apitatán en Asunción.
Mural de Apitatán, cuyo título es: “Latin American History”. Nuestra historia está escrita por personas de afuera, y no por nosotros.
Murales en Asunción.
Dándole vida a la parte trasera de los edificios.
Mural en el centro de Asunción.
Haciendo que el centro de la ciudad tenga una nueva cara.

Encontramos un mapa con los puntos exactos en donde se ubica cada mural.

Existen varios mercados municipales donde se puede almorzar a bajo costo, la comida típica es una satisfacción en el paladar. El arroz quesú con carne rondaba los $8.000 gs –USD $1,45–.

La gente salía de sus oficinas para comer aquí. Cerca de nuestro hospedaje quedaba el Mercado 1, pero el más famoso de la ciudad es el Mercado 4. Quizás de atractivo y pulcro no tenía mucho, pero era una visita obligada; fue escenario de la famosa película paraguaya 7 Cajas. No pudimos sacar fotos del sitio por la cantidad de movimiento que había.

Retomando la parte artística, visitamos el Centro Cultural de España Juan de Salazar, donde hay exhibiciones permanentes. Justamente coincidimos con una muestra fotográfica y el estreno del documental Paraguay Salvaje.

Caminando por el barrio Loma San Jerónimo, encontramos casas coloridas, callejones estrechos construidos como pasadizos secretos y una escalinata con azulejos. Era muy seguro, no hubo problema al sacar la cámara. Subimos hasta un mirador –cobraban $2,000 gs la entrada = USD $0,36– donde contemplamos la ciudad desde lo alto, en realidad era la terraza de una casa que se prestaba para tal espectáculo citadino.

Casa colorida en Loma San Jerónimo.
Quisimos tocar la puerta.
Escalinatas en Loma San Jerónimo.
Escalinatas.
Pasadizos en Loma San Jerónimo.
Callejones muy estrechos.
Barrio emblemático de Asunción.
Encantos del barrio.
Vista a la ciudad.
Vista desde el mirador.

Un sitio al que teníamos muchas ganas de visitar en medio del atardecer, era el mirador Ita Pyta Punta, varias personas nos lo recomendaron, pero cuando acudimos, el sector no nos transmitía confianza y lucía descuidado.

Por la noche visitamos el Palacio de López, conocido también como el Palacio de Gobierno. Lo llamativo del edificio es que, al ocultarse el sol, es envuelto por luces de diferentes colores.

Palacio de Gobierno, Asunción.
Palacio de López por la noche.

La Casa de la Independencia también es otro sitio para conocer más a fondo la historia del país, un museo pequeño que conserva artículos que pertenecieron a importantes personajes de una época pasada.

Museo El Cabildo o Centro Cultural de la República, es el sitio perfecto para rememorar la historia de Paraguay, vimos documentos y fotografías de la Guerra de la Triple Alianza y una sala destinada a todos los inmigrantes que llegaron al país a lo largo de los años.

Desde allí se puede llegar caminando hasta la moderna Costanera de Asunción, donde la gente anda tranquilamente en bicicleta, patines o a pie, durante el paseo es fácil encontrarse con distintos puestos de comida.

Atardecer en la costanera.
Costanera de Asunción.

Fuimos en vehículo hasta lo alto del Cerro Lambaré y, aunque el día estuvo nublado, nos asombramos con la estatua del Cacique Lambaré. Para terminar de recorrer la capital, hicimos un corto paseo a pie por la zona moderna donde se encuentra el Shopping del Sol (Av. Aviadores del Chaco).

Paraguarí

Se ubica a dos horas en bus desde Asunción –precio del pasaje $8,000 gs. = USD $1,44–. Visitamos la ciudad con el motivo de escalar el Cerro Santo Tomás con unos amigos (importante ir con alguien que conozca el camino, el sendero no está marcado), aunque se lo veía pequeño, demoramos más de lo esperado en llegar a la cima.

En un área se conservan un grupo de cuevas pero no alcanzamos a conocerlas. En frente descansa el Cerro Hu (significa negro en guaraní), muchos aventureros suelen acampar en la parte alta. Nos confesaron que la noche allá arriba, alejado de todo, es alucinante por la tranquilidad y las estrellas. Desafortunadamente no tuvimos tiempo de escalarlo.

Cerro Santo Tomás en Paraguay.
Cerro Santo Tomás.
Cima del Cerro Santo Tomás.
En la cima.
Cerro Hu, Paraguay.
Cerro Hu.

Alejándose un poco de la ciudad –justo en La Colmena– y a tres horas de Asunción, se halla el Salto Cristal, un espacio de naturaleza que se ha convertido en uno de los sitios más visitados y emblemáticos del país.

El ingreso tiene un costo de $20,000 gs –USD $3,60– y para disfrutar de un baño en la laguna, sólo queda descender por unas escaleras de madera ligeramente empinadas y caminar en medio de las rocas.

Es obligatorio alquilar los chalecos para meterse en el agua ($10,000 gs = USD $1,80). Recomendamos primero dirigirse a la parte alta para observar el Salto desde una perspectiva más cautivante, sobre el borde de una roca (dispone de seguridad).

Salto Cristal, Paraguay.
Salto Cristal.
Salto Cristal desde lo alto.
Desde lo alto.

Areguá

Ubicada cerca de la capital, es un pueblo que desde la entrada recibe a los viajeros con puestos de artesanías (como alcancías de diferentes personajes, floreros y demás elementos decorativos). Posee un parque frente al lago –le llaman playa– perfecto para armar un picnic.

A la orilla se encuentra el muelle junto con los botes que pasean a los turistas. Conocimos su iglesia y caminamos por unos vagones abandonados que descansan a un costado de la calle principal.

Muelle de Areguá.
Muelle.
Antiguos vagones de tren en Paraguay.
Vagones abandonados.

San Bernardino

Más conocido como SanBer, es un pueblo muy concurrido en verano. Durante nuestra visita llegamos hasta el tercer piso de una construcción abandonada (bautizada como El Esqueleto), los árboles y los estrechos caminos de tierra se multiplicaban mientras nos asombrábamos por el panorama que teníamos enfrente, pequeñas montañas se asomaban a lo lejos y el cielo se juntaba con el Lago Ypacaraí.

Conocimos el Anfiteatro, y aunque no presenciamos ninguna presentación, nos dimos el tiempo de fotografiarlo. Finalizamos el día viendo la caída del sol a la orilla del Lago Ypacaraí. A pesar de que siempre hemos creído que los atardeceres se aprecian mejor frente al mar, el de aquel día no ha tenido comparación.

Edificio El Esqueleto en San Bernardino.
Vista desde El Esqueleto.
El Anfiteatro en SanBer.
El Anfiteatro.
Caída del sol sobre el Lago Ypacaraí.
Atardecer sobre el Lago Ypacaraí.

Tobatí

Se la conoce como la Ciudad de la Cerámica –cuenta con 2000 olerías– y también está cerca de Asunción. Su atractivo principal es el Mirador ubicado a la entrada de la ciudad, donde tallaron una escultura grande con tres rostros de indígenas adheridas la roca (los primeros pobladores de la zona).

Aquí dos amigas nos llevaron a conocer un sitio poco frecuentado en la parte alta de un cerro. Subimos por unas escalinatas en el estacionamiento trasero de una gasolinera. Fue ligeramente complicado. Éramos los únicos en el lugar, sólo nos acompañaban las rocas grandes con formas semicirculares.

La intención del recorrido era hallar una cueva pero nunca lo logramos. Bajamos antes de que oscurezca (no se recomienda ir solo ni acudir durante la noche).

Escultura de indígenas en Tobatí.
Mirador en Tobatí.
Cerro en Tobatí.
En la parte alta del cerro.

Caacupé

Llegamos en la noche a la ciudad, pudimos conocer la famosa Basílica Menor por fuera (llamada también Santuario de Nuestra Señora de Caacupé) y asomándonos a las rejas de la puerta, alcanzamos a verla por dentro.

Muchos la consideran como la “Capital Espiritual del Paraguay” debido a que el 8 de diciembre acuden miles de devotos para rendirle homenaje a la Virgen de Caacupé. Los peregrinos llegan desde todos los rincones del país. Vienen a dar gracias y otros a implantarse una promesa que deben cumplir para el siguiente año.

Santuario de Nuestra Señora de Caacupé.
Basílica Menor de Caacupé.

Filadelfia

A través de un viaje extenso en bus, llegamos hasta el Chaco Paraguayo, nuestra primera parada fue en Filadelfia. A esta ciudad llegaron los menonitas desde Rusia alrededor de 1930.

Hay museos que cuentan con detalle la historia de los primeros pobladores de la zona, así como la relación que tuvieron con los indígenas, quienes la habitaron desde tiempos remotos (todavía conviven aquí).

En el lugar abundan los letreros en alemán. Es un sitio sumamente tranquilo, perfecto para los paseos en bicicleta, aunque la tierra y el polvo envuelven todo el territorio, penetran hasta en las mochilas cerradas. Por suerte hay camiones regando las calles para afirmar el suelo. En pueblos más al interior, al polvo le dicen talco.

Por otra parte, los atardeceres lucen flamantes y en algunos rincones (como en la plaza principal y en una finca que nos invitaron, llamada Sarona) se pueden encontrar varios Palo Borracho, un llamativo árbol cuyo nombre original es Samu’u. Tuvo una gran importancia para los soldados paraguayos en la guerra del Chaco, ya que su ancho tronco les sirvió como trinchera.

Filadelfia, en el Chaco paraguayo.
Calles de Filadelfia.
Samu'u en Filadelfia, Paraguay.
Andrea junto a un Samu’u.

Visitamos el Parque Ruedas Pioneras y el Parque de la Memoria, en donde nos encontramos con un gran monumento, llamativo por la historia que guarda y por el valor que tiene para los habitantes, se trata de una réplica del Portal de la Libertad.

El hecho nace en 1929, cuando los fundadores de la Colonia Fernheim –de origen germano holandés–, huyendo del régimen soviético, recibieron el permiso de abandonar el país.

El ferrocarril por el que salían atravesaba dicho portal –el original– que marcaba la frontera entre la Unión Soviética y Letonia. Este portal se convirtió entonces en símbolo de libertad y fue montado aquí –la réplica– para el aniversario 85 de la fundación de la colonia.

Si quieren conocer más a fondo la historia de Filadelfia, recomendamos también el Museo Paseo por Nuestra Historia y el Encuentro con Indígenas y Menonitas, se ubican junto a la oficina de turismo.

Loma Plata

Una ciudad más grande, ubicada a 25 minutos de Filadelfia. El primer punto a visitar fue el Museo Histórico, junto a la oficina de turismo, donde aprendimos sobre la Colonia Menno, ellos vinieron desde Canadá en 1921 (después de que les quitaran el derecho a enseñar en alemán).

Les costó mucho adaptarse y sobrevivir en Paraguay, sobre todo porque en ese entonces explotó la guerra del Chaco –1932– y no tenían los conocimientos para cultivar en esta tierra inhóspita.

El encargado de la oficina de turismo nos recomendó contratar un chofer particular para visitar la Laguna Capitán. No encontramos otro viajero que quisiera dividir los gastos, así que asumimos todo el costo ($210,000 gs = USD $37,80). Era la única manera de recorrer los 24 km que nos separaban de aquel destino.

Atravesamos una ruta empolvada, transitada en su mayoría por camiones que cargaban ganado. Al cabo de unos minutos llegamos a divisar las lagunas (algunas dulces y otras saladas) a un costado de la carretera.

Cabe destacar que hasta ahora ha sido el lugar donde más fuerte nos ha pegado el sol. Las cámaras también sintieron insolación, pero valió la pena por ver de cerca aves grandes y la cabeza de los cocodrilos –yacaré en guaraní– sumergiéndose.

Laguna Capitán, Chaco paraguayo.
Huellas de un tapir.
Laguna Capitán, Loma Plata.
Laguna Capitán.

No entendíamos cómo podían haber instalado una tabla de madera para lanzarse al lago con estos reptiles deambulando cerca. Según el chofer son mansos, tienen muchos peces para alimentarse, “aunque si están con hambre, no se sabe”, dijo sin soltar sonrisa.

Vimos también huellas frescas de un tapir cerca de los troncos de árboles disecados gracias a la sal, estos le daban un aspecto terrorífico y desolado al lugar. No nos imaginamos estar aquí durante la noche. El sol nos agotaba más de lo habitual, sentíamos el aire acondicionado dentro del auto como una bendición.

Luego de deleitarnos con las lagunas, nos dirigimos al antiguo fortín Villa Militar (conocido también como Isla Poi) que se fundó el 1 de enero de 1927 (en la guerra del Chaco). Después de dos horas de paseo, regresamos a la ciudad para buscar la terminal de buses.

Fortín Villa Militar, Isla Poi.
Fortín Villa Militar.

Vallemí

Antes de llegar a esta ciudad, pasamos por la terminal de Concepción (aunque sólo estuvimos durante la madrugada; aseguran que el sector es peligroso porque allí se encuentra el EPP –Ejército del Pueblo Paraguayo–) y desde ahí tomamos un bus que nos llevó hacia Vallemí.

El recorrido fue el siguiente:

  • Loma Plata – Concepción; salida 09:00 Pm con la empresa Nasa, costo por pasajero: $90,000 gs = USD $16,20. 6 horas de viaje. Hicimos transbordo en el Cruce de los Pioneros. No fue cómodo.
  • Concepción – Vallemí; salida 04:30 Am con la empresa Nasa, costo por pasajero: $50,000 gs = USD $9. 3 horas de viaje. El bus era sencillo pero logramos dormir.

Estuvimos sólo una noche en la ciudad, intentamos visitar las cuevas –especialmente la 54– y el mirador, nos aconsejaron también el río Alba, pero los guías que nos recomendaron no tenían salidas programadas hasta dentro de varios días.

Si desean conocer más sobre lo que se puede hacer en Vallemí, lean el post de nuestra amiga Tati

Así que optamos por una aventura diferente: navegar por el río Paraguay en el barco Aquidabán. El pasaje costó $55,000 gs –USD $9,90– por cada uno. Permanecimos cerca de siete horas a bordo, nos acomodamos junto a la cocina.

Conversamos con los pasajeros –con nosotros hablaban en español y entre ellos en guaraní–, comimos arroz revuelto con carne ($10,000 gs = USD $1,80), nos convidaron frutas, nos duchamos y fuimos testigos de un gran atardecer.

Ventana de barco en Paraguay.
Yoshinasha Yamashita, un personaje que nos acompañó con sus historias.
Cocina del barco Aquidabán.
Interior del barco Aquidabán.

Isla Margarita y Carmelo

La idea de venir hasta acá fue en un principio para cruzar a Porto Murtinho en lancha –del lado brasileño– con la finalidad de tomar un bus (la misma noche que llegamos salía uno a las 11:00 Pm) que nos condujera hasta el pueblo de Bonito. El único inconveniente fue que no había caseta de migración para sellar los pasaportes.

Varias personas de la isla nos decían que nos lancemos a la aventura, pocas veces hacían controles policiales, pero no valía la pena correr el riesgo. Pasamos una noche allí, durmiendo en un cuarto vacío de las canchas municipales que nos cedieron unos chicos, acompañados del calor y de los mosquitos (por eso siempre es bueno llevar repelente).

A la mañana siguiente cruzamos a Brasil sólo para conocer el pueblo y volvimos a los pocos minutos, descendiendo esta vez en el pueblo de Carmelo, donde encontramos el hotel Bar Hospedaje Arturo ($100,000 gs = USD $18 la habitación por noche) y un supermercado que más veíamos cerrado que abierto.

El calor nos perseguía, tratábamos de permanecer el mayor tiempo posible dentro de la habitación. Esperamos tres días para que el barco Aquidabán regresara del Pantanal (lo más al norte de Paraguay) y nos volviera hasta Vallemí. Esta vez nos tocaría viajar en el amanecer y no en la noche.

Carmelo, Paraguay.
En Carmelo podíamos salir cuando descendía el sol.
Barco Aquidabán.
Esperando subir al Aquidabán.

Encarnación

La sentimos como una ciudad moderna, los parques se prestaban para sentarse en una de las bancas y descansar después de haber caminado por toda la costanera –malecón– hasta llegar al famoso letrero “Yo amo Encarnación”.

Visitamos el Mercado La Placita donde encontramos platos de comida por $9,000 y $12,000 gs (USD $1,62 – $2,16). En esta ciudad se halla un sector muy concurrido llamado Circuito Comercial, recorrimos la mayor parte y, aunque los precios de los productos eran económicos, no compramos nada. Uno encuentra hasta lo que no está buscando.

Se manejan mucho con pesos argentinos, ya que atravesando el puente está la ciudad Posadas –Argentina–. Diariamente cruzan un número grande de personas, incluso hay un bus –similar a los urbanos– que llega hasta allá.

Mercado La Placita, Encarnación.
Las visitas al mercado son imprescindibles.
Letrero Yo amo Encarnación.
Letrero en Encarnación.

Trinidad

A poca distancia de Encarnación se encuentra la ciudad de Trinidad, cuyo mayor atractivo son las ruinas Misión Jesuítica Guaraní Santísima Trinidad del Paraná (más conocidas como las Ruinas Jesuíticas).

Fueron fundadas en 1706 y declaradas Patrimonio Universal de la Humanidad por la Unesco en 1993. Es la reducción más grande y la que mejor se conserva del país. Caminar entre sus antiguas paredes es caminar a través de la historia, apreciando a cada paso una arquitectura admirable que se basaba en los detalles.

Ruinas Jesuíticas en Trinidad.
Ruinas Jesuíticas.

La Iglesia Mayor es la más cautivante para los turistas, y donde las fotos adquieren mejores enfoques. Hay que tener en cuenta que, al ser Patrimonio, se debe caminar con cuidado –sobre las pasarelas de madera–. Nos llamaron la atención por pararnos sobre un piso con piedras originales de la época, sucedió porque no había ni una señal de precaución.

En la noche se realiza un show de luces –08:00 Pm–, ambientado con sonidos de la época. Con la misma entrada se puede acceder a las ruinas de Jesús de Tavarangue (ubicadas a pocos km), una iglesia que no terminó de construirse por la expulsión de los Jesuitas.

La Iglesia Mayor, Ruinas Jesuíticas.
La Iglesia Mayor.
Arquitectura de las Ruinas Jesuíticas.
Una gran arquitectura.

San Cosme y Damián

Asimismo, conservando la entrada es posible acceder a las ruinas de San Cosme y Damián (consideradas igualmente Patrimonio. Desde 1718 se encontraban los Jesuitas allí y permanecieron por 45 años hasta su expulsión), así como al Centro de Interpretación Astronómico y Planetario, donde nos dieron una interesante explicación sobre las estrellas y los eclipses lunares.

Desde la ciudad de Encarnación tomamos un bus en la terminal, aunque la empresa llamada San Cosqueña –así nos aseguraron– no cuenta con oficinas, es preciso esperar el arribo del transporte ($20,000 gs cada uno – USD $3,60).

San Cosme y Damián, Paraguay.
Ruinas de San Cosme y Damián.

Nos dejó en el Senatur –oficinas de turismo– y emprendimos el recorrido hasta la Base Naval con la esperanza de encontrar una lancha con ocho turistas a punto de partir, así completaríamos los 10 asientos para navegar hasta uno de los sitios más característicos del país: las dunas de San Cosme y Damián.

Lamentablemente nos contaron que este sitio está a punto de desaparecer si no hacen algo por recuperarlo. En la foto que teníamos como referencia, las dunas lucían mucho más grandes de lo que nos tocó verlas.

Incluso un señor de la ciudad nos dijo que, para llegar a la parte alta, tardaríamos alrededor de 10 minutos, cuando en la realidad no demoramos ni uno. Debido a los fuertes vientos se ha reducido considerablemente el tamaño.

El costo por alquilar la lancha es de $600,000 gs –USD $108–, por lo que dividido para 10, que es el máximo de pasajeros, resulta a $60,000 cada uno –USD $10,80–. Tuvimos suerte de armar un grupo, aunque fue al segundo intento y llamando a todos los turistas que se encontraban en la zona.

Dunas San Cosme y Damián en Paraguay
Dunas de San Cosme y Damián.
Dunas en Paraguay.
Jugando sobre las dunas.

En ocasiones los militares suspenden las excursiones por mal clima, al primer intento nos negaron la salida. Después de esperar a que trajeran la lancha al puerto, partimos. En 45 minutos, navegando contracorriente y empapándonos por completo, llegamos a las dunas, permanecimos casi una hora.

Definitivamente vale la pena conocerlas. Hay gente que lleva sus carpas y pasa la noche sobre aquellos montículos de arena en medio del Río Paraná.

Ciudad del Este

Aquí se ubica uno de los mayores sectores comerciales del país, en el centro de la ciudad existen innumerables tiendas de todo tipo de productos, aunque nos aconsejaron poner atención a los establecimientos donde pensemos comprar (a un amigo paraguayo le vendieron una laptop dañada).

Un dato curioso es que al finalizar la tarde, todos los comercios cierran y las calles quedan sucias, pero asombrosamente amanecen limpias (a quienes hacen perfectamente su trabajo).

Nos llamó la atención el Jesuitas Plaza Shopping por los colores y la edificación del lugar, los locales son a cielo abierto (podría ser un problema si llueve). También entramos al nuevo Shopping París donde compramos un cargador portátil a buen precio y con total seguridad.

Visitamos el museo 3D ($120,000 gs –USD $21,60– cada uno, aunque había promoción 2×1) y quedamos sorprendidos por la interacción con los murales, gracias a las perspectivas, uno formaba parte de las obras de arte.

Museo 3d en Ciudad del Este.
Dentro de las pinturas de Van Gogh.
Museo 3d en Paraguay.
Ilusión óptica en el museo 3D.

A media hora de la ciudad se halla el Hito de las 3 fronteras, donde parados desde un mirador veíamos la punta de Brasil del lado izquierdo y por la derecha, a Argentina, divididos por la unión del río Iguazú y el río Paraná.

Veíamos cómo los botes navegaban de costado, en vez de seguir en línea recta debido a las fuertes corrientes. La entrada cuesta $5,000 gs –USD $0,90– por persona. Es recomendable cargar todos los documentos a la mano, ya que aquí realizan controles policiales. Por poco tuvimos un serio problema por no llevar los pasaportes.

La Triple Frontera.
Hito de las 3 Fronteras.

El Salto del Monday también es otro punto muy recomendable de visitar, aunque en esta ocasión no tuvimos la oportunidad. En esta ciudad finalizamos nuestro recorrido por Paraguay, luego de cruzar el puente –caminando– que lo une con Foz de Iguazú (en Brasil), seguíamos con las ganas de conocer más sobre este país que nos cautivó más de lo imaginado.

Quedaron rincones pendientes, es nuestra excusa para volver en algún momento, también para visitar a los amigos que nos obsequió el viaje por estas tierras.

TOMAR EN CUENTA

[stag_icon icon=”cutlery” url=”” size=”25px” new_window=”no”] Qué comer
– Empanadas de Mandioca –yuca– y croqueta de carne (envuelta en papa) en Lido Bar, Asunción.
– Sopa paraguaya (contiene harina de maíz, cebolla y queso; no es líquida).
– Chipa guazú
– Pescado ahumado (un dorado del Pilcomayo) en Filadelfia, Chaco Paraguayo.
– Asado (imperdible en Paraguay).
– Tereré, quizás sea, después de la amabilidad, lo que más representa a los paraguayos (similar al mate, a diferencia que es helado).

[stag_icon icon=”question-circle” url=”” size=”25px” new_window=”no”] Curiosidades
– En Asunción vimos Mercedes Benz por todas partes, incluso los utilizaban como taxi.
– Todos, o la gran mayoría de paraguayos, habla su lengua nativa Guaraní. En los supermercados, buses, en la radio, programas de tv, etc. (mi cumpleaños lo cantaron en Guaraní).
– Los buses urbanos de Asunción son cómodos –tienen aire acondicionado–, seguros y económicos –$3,300 gs = USD $0,59  –, pero van muy rápido.

[stag_icon icon=”money” url=”” size=”25px” new_window=”no”] Moneda
– La moneda local es el Guaraní. USD $1 = 5.550 Guaraníes (gs). Recuerda que el valor cambia constantemente. En las ciudades grandes es muy fácil cambiar dinero.

[stag_icon icon=”instagram” url=”” size=”25px” new_window=”no”] Cuentas de Instagram
– Existen varios perfiles que se dedican a promocionar y destacar los rincones espectaculares que tiene Paraguay. Estos fueron los que más nos convencieron de visitar tales lugares:
@discover_paraguay
@conozcalugarespy
@paraguayfotografia
@insta_paraguay
@maravillas_paraguay

[stag_icon icon=”info-circle” url=”” size=”25px” new_window=”no”] Más información
Para conocer un poco más sobre Paraguay, pueden leer los artículos que publicó nuestra amiga Tati, de Caminando por el Globo

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2 Comments

  1. Como están? Coincidimos en San Cosme y Damián, durante la visita a las ruinas. Según veo recorrieron un montón de lugares en Paraguay, cosa que me alegra mucho, siendo que es un país que tiene incontables secretos para descubrir en cada departamento. De hecho, aún estoy en eso. Les dejo un abrazo, deseos de más viajes nutritivos. …después de la tormenta

    • Hola Guille! ¿Cómo estás? Qué gusto volver a saber de ti. Sí, Paraguay fue un país con muchas sorpresas y nos quedaron varias por descubrir, ojalá en otra ocasión podamos regresar. Ahora nos encontramos por México, terminando de recorrer gran parte de Latinoamérica. Esperamos que te encuentres bien. Un abrazo grande!

Gracias por tu comentario, lo apreciamos mucho.

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