QUIÉNES SOMOS

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Somos Andrea y Samir, una pareja de ecuatorianos que decidió viajar la vida y documentar las aventuras en relatos y fotografías


Podríamos decir que somos dos simples mortales más como cualquier otro sobre la tierra. Somos iguales a ti, tenemos dudas, temores, aspiraciones y sobre todo, sueños. Uno muy en especial que hemos ido cumpliendo desde que nos llenamos de valor y tomamos la decisión (hasta ahora la mejor de nuestras vidas) de viajar, o dicho en otras palabras, de vivir viajando.

Muchos nos preguntan cómo empezó todo, qué fue lo que nos motivó a dar este paso que, para algunos, puede resultar arriesgado –y realmente lo es–. Así que, antes de presentarnos, vamos a contarte cómo inició todo, cómo una simple idea de darle la vuelta al mundo, fue tomando forma hasta convertirse en realidad.

Primero te presentaremos brevemente nuestra historia.

¿Qué nos motivó a tomar esta decisión?

El comienzo

Aunque viajamos en pareja, la decisión surgió de forma individual antes de conocernos, cada uno lo veía como una meta lejana. Era el “algún día…” que encabezaba nuestra lista de ideales.

En mi caso –Samir–, la idea surgió cuando, con 18 años y en primer semestre de la carrera de publicidad, visité la feria del libro en Guayaquil (nuestra ciudad natal), allí, antes de abandonar la feria, me acerqué a una furgoneta que se encontraba estacionada en la entrada, estaba cubierta por hojas de papel, al leerlas de cerca, me fijé que se trataban de correos electrónicos, mostraban mensajes de agradecimiento y aliento, en ese momento se abrió la puerta del copiloto y bajó un tipo alto, con la barba larga sólo en la barbilla, se trataba de Pablo Rey.

Un experimentado viajero que, junto a su pareja –Anna Callau–, llevaban años dándole la vuelta al mundo en carro. Conversamos (justamente él había sido redactor creativo en España), les compré su libro “La vuelta al mundo en 10 años. Historias de Asia y África”, me lo firmaron. Era la primera vez que conocía a alguien que había hecho de los viajes, su estilo de vida. Lo acabé en pocos días, al terminar la última página dije: ¡Me gradúo y me voy a viajar por el mundo!

Andrea siempre estuvo atraída por la fotografía, y en su caso, también siendo adolescente, quería buscar nuevos escenarios para capturarlos con la cámara, llegar a rincones lejanos donde el único objetivo sea fotografiar un paisaje, montañas, lagos, al estilo de un corresponsal de National Geographic.

Aunque los dos frecuentábamos los mismos lugares y teníamos amistades similares, no fue hasta el 2010 que nos conocimos (con 20 años). Primero fuimos grandes amigos y a los pocos meses nos volvimos novios. Teníamos muchas cosas en común, incluyendo el sueño de darle la vuelta al mundo, pero seguía siendo un anhelo lejano; el “algún día…” de nuestras vidas.

Con el tiempo ambos comenzamos a leer e indagar más sobre el tema de los viajes, primero con revistas (mensualmente adquiríamos 4 o 5) y después descubrimos los blogs de viajes; una ventana que fue marcando el camino que tomaríamos luego.

En ese momento nos dimos cuenta que había más gente viajando –sin un pasaje de regreso– de la que imaginamos. Leíamos sus artículos, muchas veces escritos a modo de diarios personales, comprábamos sus libros y, cada vez que terminábamos uno, el deseo de emprender un viaje largo aumentaba.

También escuchábamos podcasts de viajes desde la oficina mientras trabajábamos. En los días de vacaciones laborales, visitábamos cada vez más lugares lejanos de nuestro país, queríamos sentir la aventura de ir sin nada planeado, ni reservas de hotel.

El siguiente paso fue recibir a viajeros en casa, obviamente mi familia no estaba del todo de acuerdo al principio, pero sabían que algún día nosotros estaríamos en la misma situación: llegar a un nuevo país en el que no conociéramos a nadie, en busca de un techo.

Así hospedamos a varios viajeros (podríamos decir que todos parejas, sólo un chico viajaba junto a su perrita), les ofrecimos todo lo que necesitaran, siempre tuvimos maravillosas experiencias y ellos nos ayudaron a aclarar nuestras dudas y temores con respecto a viajar.

Entonces nuestra idea de recorrer el mundo sin pasaje de regreso, comenzó a tomar forma. Primero Andrea renunció de su trabajo en el 2012 para convertirse en diseñadora gráfica freelance (puso su renuncia después de leer un artículo de Aniko Villalba, puedes verlo aquí).

Ella se graduó primero de la universidad, después seguí yo –a comienzos del 2014–. En un viaje a las islas Galápagos nos comprometimos y nos casamos el 21 de agosto del mismo año. Luego de esto, al regresar a la oficina y sentarme frente al escritorio, sabía que había llegado el momento, ya no teníamos nada que nos atara. Incluso ya habíamos comprado el dominio de Viaja la Vida y diseñado el logotipo. Por eso, a los pocos meses renuncié. Ya no había marcha atrás.

Tomar la decisión. El punto más importante

Los miedos seguían, estábamos por renunciar a nuestra zona de confort, a tener asegurada todas las noches una cama cómoda para dormir con baño privado y agua caliente (aunque en Guayaquil el calor es infernal), a ver diariamente a nuestras familias y amigos.

Renunciaríamos a todo lo que teníamos con sólo 25 años (algunos empiezan antes, otros después, para viajar no hay edad). No nos iba mal económicamente, pero sentíamos el deseo de salir a conocer los demás rincones de nuestro país, el continente, del mundo. La curiosidad superaba la estabilidad.

La rutina diaria cada vez se apoderaba más de nuestras vidas, sabíamos que existía algo más que el simple hecho de pasar 10 horas sentados trabajando frente a una computadora (aún lo hacemos, pero nosotros determinamos dónde y cuándo).

Salimos con la mochila llena de ilusiones y los bolsillos cargados de poco dinero (sí, no habíamos ahorrado lo suficiente, pero las ganas por arrancar eran impostergables). Nos convertiríamos en los protagonistas de aquellas historias aventureras que leíamos en los blogs de viajes.

¿Cómo fue el resultado?

Salimos un 06 de enero de 2015 a recorrer nuestro país –Ecuador–, fueron cerca de cuatro meses pasando de las montañas a las playas atrapantes de la Costa. Llegamos hasta el norte, a pocas horas de la ciudad fronteriza con Colombia. Por motivos personales tuvimos que regresar a nuestra ciudad. Transcurrieron otros cuatro meses y ya teníamos un pasaje –en bus– hacia un nuevo destino: Máncora –Perú–.

Viviendo en el ombligo del mundo, debíamos escoger el norte o el sur, fue una decisión más improvisada que planeada. No armamos un itinerario, el dinero no abundaba, los trabajos (como freelancers) no aumentaban, pero las ganas por salir nuevamente eran imparables; fuimos con un seguro de viajes, eso sí.

Aquel primer viaje por Sudamérica (entre 2015 – 2016) duró 15 meses, en los cuales vivimos experiencias completamente enriquecedoras, aprendimos sobre las distintas culturas y tradiciones que existen en el continente, visitamos parques naturales, monumentos nacionales, patrimonios de la humanidad declarados por la UNESCO, maravillas del mundo y muchísima geografía (conocimos sitios que nunca antes los habíamos visto en el mapa) e historia (dentro y fuera de los museos).

Ushuaia, en el fin del mundo.
En el fin del mundo, Ushuaia.

Entre las mejores cosas que nos dejó aquel viaje, fue el recuerdo de todas las personas que conocimos en el camino, gente maravillosa que terminaron siendo grandes amigos, con los cuales seguimos manteniendo contacto.

¿Si nos sucedió algo grave? Constantemente escuchamos esta pregunta, el mayor temor de alguien que se lanza a la aventura es que le vayan a robar. Pues a nosotros nunca nos pasó nada grave (quizás sólo enfermedades leves en dos o tres ocasiones), siempre usábamos el sentido común y tomábamos las mismas precauciones en todo lugar. Tratábamos de no pensar en los peligros, pero tampoco andábamos con la vista perdida y la boca abierta.

No nos arrepentimos de haber tomado esta decisión, de escoger los viajes como un estilo de vida. Hemos conocido a fondo cientos de lugares que, de habernos conformado con los 15 días que nos daban de vacaciones anualmente, hubiésemos necesitado esperar 30 años para visitarlos en su totalidad (ojo, hay gente que lo prefiere así y viven felices).

El Chaco Paraguayo.
En Filadelfia, recorriendo el Chaco Paraguayo.

Ciertamente no terminamos de recorrer Sudamérica como esperábamos, tuvimos que tomar un vuelo en Brasil para regresar a Ecuador antes de diciembre, extrañábamos a la familia y había llegado el momento de regresar. Sin duda fue emocionante estar de vuelta en casa con los nuestros, no pensábamos en nada más que disfrutar con ellos, sin embargo, el deseo de seguir viajando continuaba allí, creciendo con el pasar de los días.

Desde un principio nos habíamos planteado recorrer toda Latinoamérica; hay gente que en un año visita 50 países, nosotros somos de la filosofía de sumar experiencias, no banderas. Estando nuevamente en la mitad del mundo como punto de partida, tomamos la decisión de salir rumbo al norte.

Habían pasado ocho meses desde nuestro regreso y ya contábamos con fecha de salida: 31 de julio de 2017. Nuestro segundo viaje largo (el cual sigue vigente) estaba por comenzar.

Esta vez más preparados (en cierta medida, teníamos la ruta lista hasta Bogotá, después el plan fue cambiando; así se vuelven más interesantes los viajes), con un seguro de viajes más grande, con menos equipaje –nos despedimos de la carpa y las bolsas de dormir–, más herramientas de trabajo y un montón de nuevas ilusiones.

Al final, ¿Quiénes somos?

Como lo puedes notar, somos simplemente Andrea y Samir, dos mortales comunes que continúan viajando de manera lenta, haciendo paradas más extensas para sentarnos a trabajar en nuestros proyectos (somos freelancers en redacción, fotografía y diseño gráfico), conociendo lugares que no figuran en los circuitos turísticos, conectando más con la gente local, visitando los mercados de cada ciudad o pueblo y llevando una vida nómada muy saludable (muy importante seas viajero o no).

La idea de crear el blog siempre fue para compartir nuestras experiencias con los lectores (personas como tú que buscan un empujón para viajar y ánimos para llegar a diferentes lugares), contar historias, escribir guías e información que nos hubiese gustado encontrar en internet antes de visitar algún sitio.

Mostramos la realidad de cada rincón a partir de nuestros puntos de vista, aunque sabemos que el viaje de cada persona será diferente.

Si has llegado hasta aquí, primero queremos agradecerte por tomarte el tiempo de conocer más sobre nosotros y nuestra historia (ojalá no te hayamos aburrido), nos encantaría saber si en alguno de nuestros artículos has encontrado la ayuda que buscabas, o si existe algún tema del cual quisieras que hablemos más adelante en el blog. Puedes escribirnos y con gusto te leeremos.

Buenos viajes!

Viajeros ecuatorianos en Cobá, México.
El mundo es enorme y existe sólo una vida para conocerlo.

4 Comments

  1. Wooooohhhhh Que hermosura de historia chicos!!! MEGA INSPIRADORA!! Los AMO jajajajaja y LOS FELICITO!! Que gusto poder entrevistarlos!!!

  2. Mi hermano, soy de Honduras, no tengo planeado viajar durante toda mi vida, pero me siento muy feliz de que ustedes hayan tomado esa decision, leerles, me llena el alma y me hace sentir libre.
    Si algun dia visitan Tegucigalpa o Nacaome, seguro me pueden escribir para recibirles en mi hogar. saludos, un abrazo. soy Josué Munguía

    • Hola Josue, muchas gracias por tus palabras, nos alegra saber que te gusta leer lo que escribimos. Estuvimos en Honduras (pasamos por Tegucigalpa), nos encantó bastante el país y conocimos grandes personas allí. Esperamos volver en algún momento. Saludos igual!

Gracias por tu comentario, lo apreciamos mucho.

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