Útila es una extensión del paraíso en el caribe hondureño, se la puede visitar –y disfrutar al máximo– sin gastar mucho dinero.

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¿Dónde queda?

Es una de las 6 islas conocidas como las Islas de la Bahía ubicadas en el mar Caribe de Honduras. Forma parte del arrecife Mesoamericano, la segunda barrera de coral más grande del mundo. Aparte de ser un sitio paradisíaco, es considerado como el lugar más barato para sacar la licencia de buceo; lástima que aún nos dé miedo sumergirnos a más de un metro de profundidad.

Otro dato interesante de Útila es se cree que fue el escenario de aquel libro famoso protagonizado por Robinson Crusoe. Así lo aseguraban las hojas de papel que vimos pegadas en distintos puntos del pueblo.

Shelby McNab fue quien las colocó allí y afirma que él tiene las evidencias para demostrar que esta es la isla donde Crusoe naufragó. Es una historia que ha pasado de generación en generación en su familia, por lo que invita a los turistas a descubrirla. Al final de la hoja agrega su número de contacto: +504 3388 9816. Por falta de tiempo no pudimos hacerlo, aunque nos hubiese encantado.

Ahora les diremos cómo visitar esta isla caribeña que, a diferencia de su vecina más grande: Roatán, es más tranquila, económica y cercana al continente. Alberga turistas nacionales y –en su mayoría– extranjeros, así como playas con agua turquesa y una abundante vida marina.

¿Cómo llegar?

Para visitar Útila primero se debe viajar hasta la ciudad de La Ceiba, desde donde se toma el ferry que nos transportará hasta la isla. Nuestra aventura inició en la capital –Tegucigalpa–, temprano por la mañana pedimos un taxi (la compañía Radio Taxi es la más recomendada) a nuestro hostal para que nos llevase hasta la terminal de buses Cristina, arrancamos a las 06:30 Am en uno de los nuevos buses de su compañía hermana: Victoria (mismos precios, mismos servicios, menos gente). Fueron siete horas de viaje.

Existe un bus –de la misma empresa– que conduce durante la medianoche, pero por cuestiones de seguridad, la gente local nos aconsejó descartarlo.

Una vez en la terminal Cristina de La Ceiba, abordamos inmediatamente un taxi de confianza (el chofer se encontraba dentro de la sala) que, por $50 Lempiras –USD $2,09– por persona, nos acercó hasta el muelle de la empresa Utila Dream que se hallaba un tanto retirada del centro.

El boleto del ferry cuesta $600 HNL –USD $25,08– por un sólo trayecto, parte únicamente a las 09:00 Am y 04:40 Pm. Llegamos por la tarde, antes de la hora de salida y esperamos en la sala de abordaje con aire acondicionado. No habíamos almorzado aún y nuestra salvación la encontramos fuera, en una pequeña cafetería donde compramos baleadas (la comida típica hondureña).

Después de un agitado viaje de 45 minutos, llegamos a nuestro destino final. Fuimos recibidos con afectuosos saludos por parte de las personas locales, quienes nos daban una gran bienvenida mientras nos ofrecían sus servicios de taxi –mototaxi–, alquiler de carritos de golf o alojamientos.

Al dar nuestros primeros pasos por las angostas calles del pueblo, enseguida quedamos encantados con sus viviendas coloridas de madera, construidas bajo un estilo de arquitectura inglesa. Se respira un aire tranquilo, puedes caminar con total seguridad a cualquier hora del día. Y como ocurre en ciertas islas del caribe centroamericano, el inglés es el idioma que impera.

¿Dónde dormir?

Llegamos poco antes del atardecer, totalmente agotados, veníamos viajando desde que salió el sol en Honduras, una jornada completa. Caminamos hasta nuestro hospedaje con la intención de echarnos a descansar, y dimos con el mejor sitio para hacerlo.

Nuestra habitación en el Sea Eye Hotel era acogedora, con wifi, baño privado y, lo más esencial para combatir el calor, con a/c, aunque lo usábamos sólo al momento de dormir –se cuida bastante la luz y el agua en Útila–. Pasamos tres cómodas noches en este lugar.

El precio era más elevado en comparación con otros hostales ubicados en el centro o cerca de la playa pública (como The Venue Adventure Hostel). Nuestra habitación costó USD $60,00 sin desayuno. En otros hospedajes era probable hallar habitaciones compartidas por USD $10,00 o $12,00 la cama, pero ya que nos encontrábamos el paraíso, quisimos darnos un gusto.

¿Qué hacer?

A pocos metros de nuestro hotel se encontraba Bando Beach, una maravillosa playa de agua cristalina (privada, los huéspedes del Sea Eye Hotel no pagaban. Aunque el costo de ingreso no sobrepasaba los USD $3,00). Lucía como un paraíso, podías recostarte en una de sus sillas a tomar sol o leer un libro, algunas personas las acercaban hasta más allá de la orilla para sentir el agua bajo sus pies.

Contaba con un bar-restaurante donde compramos chuzos y cócteles, también habían mesas para sentarse a comer o conversar con nuevos amigos (como fue en nuestro caso). Se podía practicar esnórquel (llevando tu propia máscara) y rentar kayak.

En un momento, mientras disfrutábamos de la piscina marina, notamos que había un banco de arena a pocos metros de la orilla, llegamos nadando, el único pequeño inconveniente fue al atravesar una parte con algas bajo nuestro cuerpo, una alcanzó a rozarme el pecho, dejándome un leve ardor que desapareció a las pocas horas.

Logramos dar algunos pasos sobre la arena, la rodeaban muchas piedras, pero contaba con una vista amplia hacia la playa.

Vimos algunos yates con turistas que se detenían en un punto específico a cierta distancia, las personas se lanzaban al agua, según nos dijeron, en esa área existe un pequeño black hole (hoyo negro) para hacer esnórquel y buceo.

Otro día caminamos hasta Coral View Resort, tardamos 25 minutos –se puede tomar mototaxi–, frente a su entrada se halla un muelle donde se accede al mar, el lugar es perfecto para realizar esnórquel. Ellos alquilan la máscara durante una hora en caso de no contar con una, cuesta $35 HNL –USD $1,46– y $75 HNL –USD $3,13– con aletas. Conseguimos que le prestaran un chaleco a Andrea.

Observamos parte de la segunda barrera de coral más grande del mundo, peces de diferentes tamaños y colores. Al principio la profundidad era escasa, pero al seguir avanzando, el fondo desaparecía, mezclándose con el azul profundo del mar.

Nos dio una sensación de vacío en el pecho, ya que sólo una vez en Galápagos habíamos hecho esnórquel en alta mar. Esta vez nos encontrábamos solos, era tarde y la marea empezaba a agitarse; aconsejan ir temprano.

A poca distancia se hallaba otro sitio ideal para el esnórquel: Blue Bayou Beach Bar, nos aseguraron que era mejor, pero no alquilaban equipo.

La Playa Pública fue otro de nuestros rincones preferidos de Útila, era perfecta para bañarse y estaba, en cierta forma, cerca del centro, el color también era transparente y habían sombrillas de madera –para apoyar los codos– dentro del agua. Aunque después de las 04:00 Pm el viento se incrementaba al igual que los bañistas.

Water Cay era otro sitio que nos recomendaron, se llegaba en lancha pagando USD $15,00 por persona. Se trataba de una pequeña isla donde la finalidad era pasar todo el día disfrutando de una playa privada. Pumpkin Hill Beach también fue sugerida y excluida en nuestro caso –contábamos con pocos días–, se ubicaba al otro lado de la isla.

También oímos sobre los tours hacia Cayos Cochinos, un paraíso en el caribe cuyo costo sobrepasaba nuestro presupuesto.

¿Dónde comer?

El restaurante donde encontramos el almuerzo más económico –pescado y papas fritas– fue en Mario`s Place, ubicado sobre la única calle principal, pero difícil de notarlo a simple vista.

A un costado de la Playa Pública había un restaurante reconocido, aunque la comida no fue de nuestro agrado. El lugar es famoso por los billetes colgados con mensajes que la gente deja en las paredes.

Las baleadas (tortilla de maíz hecha a mano y rellena como un burrito) no dejan de sorprender aquí, comimos en el día y por la noche probamos unas especiales, las de la señora que arma su quiosco frente a las oficinas de Utila Dream, abre sólo en la noche y permanece hasta la madrugada. Es muy barato, con huevo cuesta $20 HNL –USD $0,84– y sin huevo $10 HNL –USD $0,42–.

A pocos metros hallamos otro puesto (carreta) de baleadas, en el cual había más clientela. Pertenecía a dos chicos, se le adicionaba cinco lempiras, pero la masa se sentía más crujiente.

¿Cuántos días necesito para conocer la isla?

Pasamos 3 noches y 4 días en Útila, por cuestiones de costos, estuvimos a punto de saltarnos la isla, pero no desistimos y fue la mejor decisión. Sólo nos arrepentimos de no habernos quedado más tiempo para visitar los demás lugares que nos quedaron pendientes.

Disfrutamos hasta el último día, volviendo a Bando Beach por unas cortas horas bajo el sol, ya que el ferry partía a las 03:20 Pm (dejamos las mochilas en la recepción del hotel).

Creemos que con una semana (visitando todos los días un lugar) es suficiente, aunque el presupuesto será mayor. Se ahorra bastante al no gastar en la vida nocturna, no somos de salir a discotecas.

Cuando fuimos por las baleadas en la noche, vimos a muchos turistas disfrazados con trajes de mujeres, la razón: los challenges –concursos– que realizan las discotecas de la isla. Puede que los premios sean trago gratis, camisetas o efectivo.

Al salir de Útila

Después de otros 45 minutos con las olas reventando más fuerte y muchos pasajeros solicitando bolsas plásticas –por si el mareo se descontrolaba–, regresamos a La Ceiba, pasamos allí la noche. El taxista que nos sacó del muelle nos recomendó el Hotel de la Costa, costó USD $25,00 habitación privada con a/c y baño compartido.

Aconsejamos dormir en la ciudad y partir al día siguiente hacia el destino que deseen, como Copán Ruinas o, en nuestro caso, volver a Tegucigalpa, por lo que tomamos el bus de las 06:15 Am, fueron 7 horas de viaje con frío (el aire acondicionado estaba a full y olvidamos sacar los abrigos, aunque con el calor de afuera, no había razón para quejarse).

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