10 cosas que se aprenden al viajar en pareja

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Viajar trae consigo muchos beneficios y aprendizajes que aportan al crecimiento personal, e incluso profesional, de cada uno, y al hacerlo en pareja, fortalece la relación, creando en la mayoría de las veces vínculos inquebrantables.


Sin duda alguna, la lista de las cosas que se aprenden al viajar en pareja puede llegar a ser muy extensa, nosotros hemos escogido los 10 puntos con los que mejor nos identificamos según nuestra experiencia. Aquí se los enumeramos.

Infografía, lo que se aprende al viajar en pareja.

Aprenden a conocerse mejor

En nuestro primer viaje largo, nosotros salimos ya casados, habíamos vivido juntos durante dos años y, aún así, sentimos que el viaje nos ayudó a conocernos mejor mutuamente.

Es común escuchar casos de parejas que, siendo sólo novios, salen a viajar durante tres o seis meses y al poco tiempo se quieren matar el uno al otro, trayendo como consecuencia la ruptura de la relación. Aunque no siempre sucede de esa manera.

Lo más aconsejable es hacer un viaje corto, únicamente los dos, como pareja, para comprobar si pueden vivir bajo un mismo techo. Mark Twain lo dijo: la única forma de saber si te agrada una persona, es haciendo un viaje con ella.

Viajando se enamoran más.
Amor viajero.

Aprenden a compartir más

Antes de salir de viaje hacíamos varias cosas juntos, pero después surgieron muchas más, como cocinar. Andrea es la experta y poco a poco me va enseñando (ella es la chef y yo el aprendiz).

Aunque lo que más nos encanta compartir son los instantes, como acampar en montañas lejanas, caminar por lagunas extintas o admirar paisajes que parecen obras de arte. Somos de la idea que, estando en pareja, se los disfruta mejor.

Visitando la Laguna 69.
En Laguna 69, Perú.

Aprenden a cuidarse más entre los dos

En ocasiones Andrea se volvía mis ojos en la espalda, mientras yo revisaba Google Maps –en una carretera poco atractiva– para saber si nos encontrábamos en el camino correcto, ella chequeaba que nadie se nos acercara.

Por otro lado, si uno caía enfermo, el otro se volvía el/la enfermero/a y lo consentía hasta que se recuperara. Varias veces nos pasó: con una muela del juicio y con un clavo en la frente.

Caminando por los pueblos de Uruguay.
Buscando algún establecimiento abierto.

Aprenden a ser más comprensivos

Si antes uno de nosotros prefería dormir más, durante el viaje ambos debíamos levantarnos temprano para aprovechar el día (más si había que realizar un trekking). O si uno se inclinaba hacia el clima cálido, debíamos alternar los destinos para que ambos disfrutemos tanto del frío como del calor.

Salar de Uyuni, Bolivia.
Mientras más viajamos, más nos amamos? =)

Aprenden a trabajar en conjunto

Ante cualquier circunstancia, ambos tomarán las decisiones para llevar de la mejor forma el viaje. Si pierden el equipaje o una parte del dinero, estando juntos hallarán la manera de solucionarlo. Dos cabezas piensan mejor que una, eso lo comprobamos en La Paz –Bolivia– cuando los cajeros automáticos no servían y ningún establecimiento aceptaba tarjeta de crédito.

Hacer dedo en la carretera.
Caminando hasta hallar el mejor punto para viajar a dedo.

Aprenden a apoyarse más

Habrán ratos en que se intercambiarán las tareas, si uno se encuentra cansado o enfermo, el otro tendrá que realizar el trabajo de dos, como por ejemplo: lavar la ropa de ambos, salir en busca del hostal más adecuado, comprar comida, preparar la cena, etc. Todo se convierte en un apoyo mutuo.

Esperando el bus.
En la estación de buses.

Aprenden a ser más pacientes

En una relación, las personas no siempre serán 100 % iguales, cada uno tendrá sus virtudes y defectos, por eso es que al estar juntos se complementan.

Cuando Andrea encontraba la perspectiva exacta para sacar una foto, yo debía esperarla, aunque tal esfuerzo le tomara una hora. O, por el contrario, ella esperaba a que anote alguna idea o dato importante en mi libreta cuando estábamos en pleno sendero rumbo a un mirador.

Anotando las ideas mientras se viaja.
Una parada para que no se pierdan las ideas.

Aprenden a valorar más el tiempo de cada uno

Hacer un viaje en pareja es sinónimo de permanecer 24/7 juntos, sin embargo, es fundamental darse un tiempo para cada uno, despegarse durante un momento sin tener que alejarse demasiado.

Hubo ocasiones en que Andrea salía a tomar fotos sola por los rincones de un pueblito, mientras que yo me quedaba leyendo en algún sillón del hostal. Cuando pasaban las horas y nos volvíamos a ver, nos abrazábamos como si hubiesen pasado algunos días sin vernos. Será que, ¿mientras más se extraña a alguien, más se enamora uno de esa persona?

Trekking a la Laguna Quilotoa.
Meditando frente al Quilotoa.

Aprenden a convivir

Si aún no viven juntos o no están casados, este es el mejor modo de prepararse. Estarán el uno al otro desde que se levantan hasta que se acuestan. Si se enojan (por cualquier insignificancia) no habrá forma de dormir sin hablar y solucionar el problema porque compartirán la misma habitación (puede ser carpa), el mismo auto y visitarán los mismos sitios.

El viaje les ayudará a crear una mejor conexión y crecer como pareja.

Dentro de un vagón abandonado.
Bajo cualquier techo permanecemos felices.

Aprenden a amarse más

Un día llegamos por la madrugada a un pueblo donde encontramos un solo hostel con camas disponibles, el problema se centraba en que las habitaciones estaban separadas: en un piso los hombres y en otro las mujeres.

Fue la primera y única vez que dormimos en habitaciones diferentes durante el viaje. A los dos se nos complicó conciliar el sueño. Al estar tanto tiempo juntos, viviendo experiencias distintas casi a diario, la relación se fortalece porque no se cae en una rutina.

El Junco, Galápagos.
Visitando sitios como este, el amor no deja de crecer; Laguna El Junco.

La lista puede continuar creciendo, cada nuevo viaje trae consigo un nuevo aprendizaje que nos ayudará a crecer como pareja y como personas.

Estas son las 10 cosas que aprendimos al viajar como pareja durante 15 meses sin pausa, de los cuales vivimos increíbles momentos que recordaremos siempre (y quedan las fotografías por si llegamos a olvidarnos).

No negaremos que también pasamos por malos ratos, pero de esos casi ni nos acordamos, ya que no le damos mayor importancia.

Esperamos que te haya gustado este post y nos alegraría mucho saber si, en algún momento, te anima a emprender un viaje (sea corto o largo) con tu pareja. Desde ya sabemos que no se arrepentirán.

También nos encantaría conocer si, ¿hay algún punto más que agregarías a la lista?

Gracias por tu comentario, lo apreciamos mucho.

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